Habrá dos estaciones de comunión, una en cada esquina del Santuario del templo (una por la pila bautismal y otra por el teclado). Habrá una barrera protectora contra estornudos/tos entre el ministro y la persona que va a comulgar.
Anunciaremos que los feligreses podrán decidir no recibir la Sagrada Comunión si sienten que el riesgo es muy alto. Esa decisión se honrará y se respetará.
No habrá distribución de la Sangre Preciosa.
No deberán usar guantes ni el sacerdote ni el comulgante durante la distribución de la Sagrada Comunión.
Las personas que no vayan a recibir la Sagrada Comunión deberán de todos modos salir de sus bancas y seguir la fila de comunión para que así nadie tenga que cruzar encima de alguien más.
Habrá cinta en el piso indicando en dónde se debe de parar la persona mientras hace fila y le toca el turno de recibir la Sagrada Comunión. Este es el mismo lugar en dónde harán fila las personas que no van a comulgar.
También estará marcado con cinta el piso, indicando el lugar en dónde deben de pararse para quitarse el cubrebocas, recibir y consumir la hostia.
El sacerdote sostendrá la hostia consagrada sobre las manos extendidas del comulgante y soltará la hostia en sus manos, bajo la cubierta, sin tocar las manos del que comulga.
Los que van a comulgar recibirán la hostia consagrada solamente en sus manos y no en su lengua. Debido a la cubierta contra estornudos/tos, el que recibe la comunión se quitará el cubrebocas al acercarse al ministro para recibir la comunión.
Los comulgantes deberán poner su cubrebocas inmediatamente después de recibir la comunión, y luego regresarán a su banca por el pasillo de en medio en una sola línea evitando el contacto con las otras personas que también van a tomar la comunión y las personas que ya están sentadas en sus bancas.
Los ministros de comunión tendrán una mesa cerca de ellos con gel desinfectante para las manos. En caso de contacto involuntario, ellos desinfectarán sus manos inmediatamente.